El negro es el color de la elegancia. El blanco es el color de la bondad y la pureza. Me fascina el blanco y negro. La ausencia de colores permite observar la belleza pura del objeto, no hay distracciones, no hay límites de profundidad, el ojo se relaja y percibe cosas antes imperceptibles, para mi es magia.

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Comencé esta serie inspirada en el fotógrafo Edward Weston, una de mis primeras y más grandes influencias. Demostró que la belleza está en cualquier cosa, por minúscula que sea, todo depende de según cómo se mire. Así aprendí a ver la sensualidad de un pimiento o la luz en una grieta de un ajo.